miércoles, 28 de septiembre de 2011

Dijiste que mis ojos eran el mar...

Has de saber que cuando era niño hice un descubrimiento: Hacía hoyos en la arena de la playa hasta volver a encontrar agua, el siguiente lo hacía más lejos y el mar volvía a aparecer bajo el suelo. Jamás lo conté a nadie y me guardé esa certeza.
Sí, claro que estoy junto a ti, latiendo bajos tus pasos próximos a la orilla.


XVI




Mar dorado de paseo enlazado,
entre piedras de amor añicos,
anuncio del aire que había de respirar hoy
al escribir por ti
estos versos lacios,
desatados,
caídos y despalabrados.

Tú y yo, eternos,
ya no contemplamos el atardecer.

mi sintú y tu sinmí
siguen el paseo,
con el sol horizonte,
susurrándole en secreto al tiempo,
que nos volverá a reunir.



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