XIV
Donde no corre la vida
no está en lo alto,
no es un valle entre nubes,
mágico, de dulce y pacífica eternidad.
Donde no corre la vida
está más allá de la puerta de los aromas;
habita donde te respiro,
como a un rincón vivo del universo;
late donde te bebo,
igual que si fueras el último néctar.
El lugar donde no corre la vida
es mi abrigo de arena,
donde nazco, donde renazco, muero y veo la luz,
donde me filtro, donde te doy toda mi sal,
donde te arrullo y te doy forma,
donde estremezco tus caderas,
-mi arena, mi playa-.
Donde no corre la vida
es entre tu piel y mi pecho.
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